Las estrellas de Aria

En el inicio de los tiempos existió un espíritu celeste llamada Aria que era guardiana de las estrellas que hay en el cielo, como ella había unos cuantos más angelitos que llenaban el cielo nocturno de hermosas luces, cada uno encargado

de una parte de la galaxia. Pero esta guardiana en particular se podría resaltar ya que había tenido problemas con las estrellitas, cuando llegaba una nueva, la admiraba todo el tiempo, le daba brillo, les asignaba un nombre, platicaba con ella; cuando aquella estrella dejaba de iluminar, Aria la cuidaba y le decía:

- Tranquila pequeña, sé que puede ser intimidante, eres nueva, pero para mí eres la estrella más especial y hermosa – de pronto el cuerpo celeste empezaba a iluminar de colores hermosos-

Aria hacía sentir bien a cada estrellita, pero el problema era que de pronto se apagaban y cuando una deja de brillar y obscurece, se va a cargo de otro guardián. Cuando esto sucedía Aria lloraba por no saber porque siempre que se llegaba a encariñar estas oscurecían, en una ocasión mientras ella lloraba pudo escuchar:

- Tranquila Aria, todavía estamos nosotros – se escucha desde el cielo una de sus primeras estrellas.

- Si, aún estamos nosotros y no nos iremos, no nos apagaremos, has sido muy buena con nosotras dijo otra de ellas.

Sin decir más la guardiana limpio sus lágrimas y siguió esperando nuevas estrellas.

Cuando subía el amanecer, los guardianes regresaban a las nubes a descansar, cada vez que Aria se topaba con sus otros compañeros, ellos murmuraban y ella solo los miraba y seguía su camino, pero ese día su camino cambio de rumbo dirigiéndose a la corte celestial. Al entrar podría observar a los dioses cambiando lugares, al verlos ella les dice:

- Hola, quisiera hablar con ustedes – dice con cara triste.

Al verla los dioses callaron y se acercaron a ella preocupados

- Que pasa Aria dinos – diciéndolo preocupados.

- Lo que pasa es que no soy eficiente en el puesto, todos los días se apagan las estrellas a mi cargo, no soy suficiente para ellas y creo que lo mejor es que…_ dijo con lágrimas en las mejillas.

- Aria para – dijo Nyx – tranquila nena, puede que hayas tenido un mal día, pero eso no significa que no sirvas

- Es que enserio no sirvo, mi sección siempre se ve vaciá, son contadas las estrellas que brillan - dijo entre sollozos

- Cuando te veo a ti me recuerdas a una guardiana, ella tampoco tenía mucha suerte con las estrellas, pero ella siempre se entregó a su deber, su primera estrella iluminada sigue brillando y han pasado miles de años y sigue igual de brillante – dijo Caleus tomando su mano.

- Oh si, asteria – dijo Nyx – ella nunca tenia estrellas a su alrededor más que aquella tan brillante y majestuosa.

- Lo que queremos que entiendas es que no importa la cantidad de estrellas, sino el valor y duración que tengas con ellas, ya sean 2 o 3 que brillen por miles de años, que 200 0 miles que solo duren unos pocos meses o años – dijo Caleus limpiando las lágrimas de Aria – así que no te sientas inferior que los demás guardianes y sigue siendo quien eres una guardiana hermosa y de buen corazón.

Al terminar Aria abrazo a Nyx y a Caleus y fue a casa.

Al día siguiente volvió con una sonrisa saludo a sus estrellas y les agradeció por estar con ella, brillando y acompañándola, a lo que ellas le dijeron:

- Gracias a ti por ser como eres, por tenernos como prioridad, por apoyarnos, por darnos fuerza dejamos de iluminar de la misma manera, gracias por ser nuestra amiga incondicional.