Mascara del corazón roto
- ximena hernandez
- 16 jul 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 jul 2020
Descansando en mi habitación, me pongo a recordar aquella persona a la que había brindado todo de mi, esa persona con la que había vivido hermoso tiempo juntos, ese Ángel caído que he amado, esos regalos inesperados, esas sonrisas que iluminaban mi día, todos esos todos esos momentos hermosos a su lado días inolvidables… de pronto llega esa pregunta la cual hace que mi alrededor se torna de colores opacos y obscuros y viene a mi, porque esa persona no esta aquí a tu lado… en ese momento mis lágrimas caen como caudalosos ríos en medio de la lluvia que emana por las montañas, Ese sentimiento se esparce por mi interior, y empieza llegar ese gas que surge a mi alrededor, hace que mis pulmones se extraigan y no me permitan respirar, puedo sentir como de poco a poco se van cerrando mis ojos hasta que esa tormenta que había en ellos se acaba… Al despertar de ese sueño de terror en el que yo me encontraba en un frasco y podía ver como unos especímenes con aires de grandeza me observaban y empezaba a salir de su boca ese gas que intoxica mi interior, este gas se hacia mas y mas denso hasta llegar al frasco el cual me hacia no respirar yo intentando salir de ahí entre saltos, pero eso fue inútil, empezaba a sentir mareos por ese gas carcomía mis pulmones, en mi ultimo respiro pude ver a ese ángel caído como se reía de mi y sosteniendo el frasco sobre sus manos, cerrándolo para siempre, en ese momento caigo inconsciente después de esa lucha inútil por salir.
Desperté con el corazón acelerado y los ojos hinchados por esa ridícula escena de llanto
des controlable que protagonice, me levanto de mi cama aun un poco adormilada, e inicio mi hornada matutina preparando todo para un día más de escuela, al terminar de peinarme me dirijo a una esquina de mi ropero y saco una caja pequeña la cual contiene mascaras con rostros de diferentes sentimientos y saco de ahí una sencilla mascara que refleja felicidad, mi felicidad, le hablo a mi padre para que me lleve a la escuela.
Al llegar a la escuela sentía escalofríos al llegar a la puerta, paso mi boleto, el boleto de vuelta aquel terror de instituto que siempre me había gustado ir hasta tercer año. Al ver que mi papa se aleja del instituto, saco de mi mochila esa mascara de gas, mi verdadera amiga.
Pasando por la cafetería veo a dos estudiantes platicando normalmente, cuando de pronto veo que sale de su boca ese gas con hedor fuerte, veo que ambas veían a una muchacha de pelo chino que se encontraba de espalda, al llegarle ese gas ella se retuerce, como si le hubieran golpeado la panza, yo solo sigo hacia adelante, el día de hoy hay demasiado vapor, veo a grupos de muchachos que son catalogados ante la sociedad por sus gustos como los inadaptados, su alrededor se encuentra lleno de ese hedor pero veo sus rostros con careta como la mía y veo que sin ella ellos pueden desvanecerse ante todo ese vapor a su alrededor.
Subiendo la escalera veo a esa persona ese espíritu celeste, ese querubín que me arrebato mi corazón, el voltea y me saluda, yo quedo paralizada, lo único qué logro hacer es mostrarle una sonrisa, a lo que él solo sigue su camino, al pasar enfrente de mi hacia la misma dirección, logro ver el énfasis de mi ser, que lo mantenía colgado como un sujetador más en su mochila, colgado como una visera sin vida.
Subo la última sección de escaleras del tercer piso que da a mi salón, ya adentro de mi salón me siento en silencio volteo a mi alrededor y puedo ver el salón libre de ese vapor con olor repugnante, se veía se sentía tan bien y saber que puedo quitarme esa careta al quitármela pude sentirme libre al ver que no dependía de esa careta para estar bien, pero esto duro menos de lo que pensaba empezaron a llegar más y más y entre sus pláticas siempre lograba salir ese hedor dirigido a personas que se encontraban en el salón también a personas que se encontraban a miles de kilómetros de nosotros, lograba ver como ese vapor se iba y traspasaba las ventanas del aula y se iban hasta no lograrlas ver.
Todo esto es como un juego para todos en el que piensan que no pueden hacerle daño a nadie pero no es así, esa peste repugnante que sale de la boca de muchos hacia una persona hace que esta se desvanezca en el tiempo, que desmaye y no vuelva a abrir los ojos, pero esto nunca se detendrá, lo único que queda es mantenerse con esa careta y si esta se destroza, comprar una más y sobrevive , que en nuestra edad aún no hemos vivido nada, se fuerte esto terminara en pocos años, esto es solo una etapa de la vida está por terminar, en la siguiente etapa podremos estar sin esta careta, las personas maduran, y dejan de fijarse en lo que hacen los demás y se preocupan en lo que se debieron preocupar desde el principio, y como último, no te rindas, confió en ti.
Ximena Hernandez.
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